domingo, 4 de noviembre de 2012

2 - La Iglesia, Torre y Ermita






La Iglesia

Según Madoz, como hemos dicho anteriormente, Cucalón tenía una

iglesia parroquial (Santiago Apóstol), con una torre de construcción antigua llamada la Atalaya, por descubrirse desde ella todo el Campo Romanos.

Y Alfonso Zapater, como también hemos indicado, hace mención a la iglesia, diciendo

que es de nueva edificación sobre otra derruida del siglo XVII, que probablemente fue una fortaleza de los siglos XV o XVI, pues la torre de cantería, llamada la Atalaya, con terraza almenada, parece ser la torre de un antiguo castillo. Se conserva una imagen de la Virgen y el Niño del siglo XVI, un Cristo de gran tamaño y un crucifijo pequeño del XVII.

Así que poco más se puede decir. Y como considero que este artículo no es un tratado de arte, el resto de detalles se pueden consultar en los libros que los incluyan. Por este motivo prefiero centrarme en las anécdotas que puede proporcionar mi conocimiento, que no se pueden consultar en ninguna parte y cuando muera se diluirán conmigo.

De lo que fuera una hermosa Iglesia del siglo XVII, sólo quedaba un montón de escombros desde que en 1938 cayó la torre sobre ella y las piedras labradas de sillería quedaron envueltas por los aljezones y otros materiales del desastre, incluidos los restos de los antiguos altares.

Había desaparecido el Altar Mayor con la escultura de Santiago Apóstol montado en su flamante caballo pisoteando infieles, presidiendo el altar. Y los objetos e imágenes que se salvaron del desastre, fueron trasladados a la ermita de Santa Ana, donde se celebraron los cultos religiosos durante los siguientes treinta años.

No obstante, las palomas continuaban criando a sus pichones en las grietas y agujeros que habían quedado en las paredes, como si nada hubiera ocurrido y su arrullar resonaba repetido por el eco que proporcionaba aquella media bóveda que todavía aguantaba en pié. Y en la parte central de esa media bóveda aún permanecía desafiante, como sosteniéndose en el aire, parte de la efigie de Santiago, probablemente de escayola.

Caminar entre los escombros saltando de montón en montón, era un gran entretenimiento para los chicos, a la vez que les atizábamos pedradas con los tiradores a las palomas, asustándolas para que saliesen volando y así oír ampliado por el eco, el ruido de alas y plumas de aquel revuelo aglutinado que producían al salir de espantada. Y lo que voy a decir a continuación, me llena ahora de vergüenza: apostábamos a ver quién era el primero en acertar y romper, con el tirador una pata del caballo, la cola o la cara de Santiago que todavía quedaba. Aunque digo como disculpa, que era propio de la inmadurez, la ignorancia y la incultura que nos rodeaba. Justificación: ¡Cosa de chicos!

La nueva Iglesia

Para la reconstrucción de la iglesia, inicialmente se presentaron dos proposiciones a debate: edificar una nueva en otra ubicación o reconstruir la nueva en el solar de la antigua.

Ante este dilema, los habitantes consideraron que lo más sencillo era admitir la primera propuesta, pero de esta forma se perdía una enseña más de la identidad del pueblo. Por esta razón optaron por la segunda, aún a sabiendas del trabajo que esto les iba a causar. Así pues, todos ellos con su esfuerzo, se encargaron de desescombrar y dejar el suelo limpio, para que la nueva iglesia ocupara el mismo lugar en el que estuvo la primitiva. En el año 1963 se iniciaron las obras, que continuarían durante varios años más hasta el año 1967. Todavía no quedó terminada la reconstrucción, hasta que en el año 1982 fue realizada la última fase.

El nuevo templo consta de una sola nave y carece de la suntuosidad del antiguo. Se ha perdido el arte barroco con varios altares y capillas, en las que quedan unas pocas imágenes que se han podido conservar. Se mantiene el presbiterio, pero no tiene coro alto, ni púlpito como existían en el primitivo y el Altar Mayor, antes presidido por una imagen de Santiago, se ha sustituido por un gran Crucifijo. Se han conservado algunos arcos de la vieja obra, quedando el aspecto del conjunto, como el de un templo acogedor, que aunque más pequeño que el anterior, es suficiente para las pocas personas residentes en el pueblo. En las fiestas y en algún funeral queda pequeño, mas esto sucede en pocas ocasiones.

La Torre

Como hemos informado anteriormente en Cucalón en el pasado histórico, Cristóbal Guitart Aparicio en su obra La defensa del reino desde Jaime I hasta los Reyes Católicos, al enumerar los castillos e iglesias-castillo de la Comunidad de Daroca, ignora la existencia de esta torre e iglesia. Posteriormente, al hablar de las iglesias-castillo,de Blancas y Romanos dice:

"En Cucalón, la fortificación se limitó a la torre, como era lo más frecuente. Enteramente reconstruida la iglesia, queda una mitad vertical de la torre de buena sillería, con parapeto almenado y, encima, otro cuerpo también con remate de almenas. Dentro hay resto de bóvedas de cañón apuntado y de crucería. Puede ser del siglo XV".

Esta torre es conocida como la Atalaya, pues debido a su ubicación y al tipo de construcción de castillo almenado, se divisa su silueta majestuosa desde todo el Campo Romanos. Su forma es de prisma cuadrangular de seis metros por cada lado y se levantó hasta una altura de 20 metros, a base de bloques de piedra labrada y terminación almenada con maestría.

A su construcción inicial, posteriormente se le adosó a ella la Iglesia Parroquial, por lo que fue preciso añadir a la parte superior un segundo cuerpo de 8 metros de altura para integrar el campanario. Aunque también es almenado, esta segunda incorporación construida a base de piedra tosca propia del tobar, el resultado es más burdo si se compara con la elegancia y belleza del primer cuerpo. A esta parte de la torre la conocemos con el nombre de pericotes altos y para subir a ella con el fin de bandear las campanas, existía una escalera de caracol. Con este suplemento, quedaba la torre de una altura total de 28 metros.

Como remate de su infraestructura, los defensores excavaron galerías para, en caso de necesidad, poder salir al exterior para proveerse de agua de las fuentes que la circundan.

Uno de los ventanales, conocido como Ventana de la Mora, era usado como reloj: cuando daba la sombra en el verano, era justamente mediodía.

Hundimiento de la Torre

Como en todas las historias que se reproducen por el boca a boca, existen diversas versiones que dificultan a los investigadores la veracidad de un hecho que no pudieron constatar visualmente. Para este caso concreto me quedo con esta versión por creer que es la más fidedigna.

Con el fin de aumentar el número de capillas existentes en la Iglesia, el cura que ostentaba la parroquia en aquel momento, tuvo la idea de cortar una de las paredes para abrir un boquete, ignorando que se trataba de una de las paredes maestras que sostenían la torre. Comprobado el error, no obstante siguieron adelante con la obra ya que pensaron que como su espesor era bastante considerable, no afectaría a la estructura general de la torre. Pero también falló esta apreciación, pues al no predecir los imponderables, poco tiempo después durante una tormenta y no existir pararrayos, cayó una exhalación o rayo que agrietó la pared. No fue suficiente la solidez del edificio para que la grieta, con el tiempo, fuese aumentando de tamaño hasta tal punto, que temiendo que se derrumbase y ocasionara alguna desgracia, se llevaron las imágenes a la ermita de Santa Ana con el fin de celebrar en ella el culto.

Ante este temor, la Iglesia fue abandonada para todo acto religioso y lo previsto ocurrió el día 15 de diciembre de 1938. La mitad de la Atalaya cayó sobre la Iglesia y ésta quedó hecha un montón de escombros. Por fortuna no hubo desgracias personales.

Reconstrucción de la torre

La Iglesia fue bellamente reconstruida en los años sesenta, tal como hemos indicado anteriormente, pero la torre permanece erguida en su mitad. Fue durante mucho tiempo un monumento histórico olvidado y abandonado y todos pensábamos que si no se ponía remedio a esta negligencia, posibles derrumbamientos podrían ocasionar nuevos daños a la reciente iglesia.

Después de treinta años, en 1993 hubo un atisbo de reconstrucción de muy corta duración y un tanto decepcionante. Para esta primera fase de Consolidación y Construcción, el presupuesto ascendía a 6.316.803 pesetas, financiadas en parte por  la D.G.A, con la cantidad de 4.737.602 correspondiente al 75% y el 25% restante, o sea 1.579.201, por el Ayuntamiento. Pero el dinero se debió terminar y al final de 1994 las obras quedaron paralizadas y así continúan en la actualidad.

Con estas obras se levantó un trozo de torre y desde el punto de vista estético podemos decir que casi está peor que antes, ya que da la impresión de dejadez y desidia como si se tratara de una obra incompleta. Pero, si contemplamos todo bajo otro aspecto, al menos con lo construido, la torre ha quedado consolidada y afortunadamente la iglesia no se ve amenazada por desprendimientos de cascotes.


Ermita de Santa Ana

Madoz ya daba cuenta de esta ermita diciendo a propósito de Cucalón, que   

En sus afueras, y a poca distancia, hay una ermita de hermosa construcción dedicada a Sta. Ana, ...

Esta fue la única iglesia en activo que conocimos los de mi edad, durante más de treinta años. En ella asistimos a misa todos los domingos y fiestas de guardar, hicimos la primera comunión y nos confirmaron. Asistimos a los bautizos y casamientos de algunos y a otros les hicieron el funeral.

Pero como los elementos no permanecen indiferentes ante el paso del tiempo, esta ermita también se fue deteriorando en los trescientos años que transcurrieron desde su construcción. Y recientemente empezó a presentar grietas, goteras y desprendimientos de cascotes, como un anticipo, como un aviso siniestro de una enfermedad curable, eso sí, poniendo los medios adecuados para sanarla.

Y esta vez sí se consiguió llegar a tiempo, ya que se pusieron los medios, quedando ahora como un edificio diáfano y limpio, desde los pies a la cabeza, como si fuera una estampa litografiada en la entrada del pueblo.

El informe del gabinete Lorente-Arquitectos Ingenieros, sobre la rehabilitación  de la Ermita de Santa Ana de Cucalón dice que se trata de una obra barroca del s. XVIII, de mampostería, con nave única y bóveda de medio cañón con lunetos. Añade que el crucero está cubierto por una cúpula con linterna, cabecera con tres absidiolos de planta semicircular y un pórtico, a dos aguas, a los pies de la cubierta.

Finalmente dice el informe que su intervención se ha centrado en la consolidación estructural con el cambio de las cubiertas y rehabilitación de todos los muros exteriores.

Así, el día de Santa Ana del verano de 2011, se celebró la inauguración de esta restauración con gran solemnidad y esplendor y la satisfacción del vecindario.



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