La Iglesia
Según Madoz, como hemos dicho anteriormente, Cucalón
tenía una
iglesia parroquial (Santiago Apóstol), con una torre de construcción antigua llamada la Atalaya, por descubrirse desde ella todo el Campo Romanos.
Y Alfonso Zapater, como también hemos indicado, hace
mención a la iglesia, diciendo
que es de nueva edificación sobre otra derruida del siglo XVII, que probablemente fue una fortaleza de los siglos XV o XVI, pues la torre de cantería, llamada la Atalaya, con terraza almenada, parece ser la torre de un antiguo castillo. Se conserva una imagen de la Virgen y el Niño del siglo XVI, un Cristo de gran tamaño y un crucifijo pequeño del XVII.
Así que poco más se puede decir. Y como considero que este artículo no
es un tratado de arte, el resto de detalles se pueden consultar en los libros
que los incluyan. Por este motivo prefiero centrarme en las anécdotas que puede
proporcionar mi conocimiento, que no se pueden consultar en ninguna parte y
cuando muera se diluirán conmigo.
De lo que
fuera una hermosa Iglesia del siglo XVII, sólo quedaba un montón de escombros
desde que en 1938 cayó la torre sobre ella y las piedras labradas de sillería
quedaron envueltas por los aljezones y otros materiales del desastre, incluidos
los restos de los antiguos altares.
Había desaparecido el Altar Mayor con la escultura de
Santiago Apóstol montado en su flamante caballo pisoteando infieles, presidiendo
el altar. Y los objetos e imágenes que se salvaron del desastre, fueron
trasladados a la ermita de Santa Ana, donde se celebraron los cultos religiosos
durante los siguientes treinta años.
No obstante, las palomas continuaban criando a sus
pichones en las grietas y agujeros que habían quedado en las paredes, como si
nada hubiera ocurrido y su arrullar resonaba repetido por el eco que
proporcionaba aquella media bóveda que todavía aguantaba en pié. Y en la parte
central de esa media bóveda aún permanecía desafiante, como sosteniéndose en el
aire, parte de la efigie de Santiago, probablemente de escayola.
Caminar entre los escombros saltando de montón en
montón, era un gran entretenimiento para los chicos, a la vez que les
atizábamos pedradas con los tiradores a las palomas, asustándolas para que
saliesen volando y así oír ampliado por el eco, el ruido de alas y plumas de
aquel revuelo aglutinado que producían al salir de espantada. Y lo que voy a
decir a continuación, me llena ahora de vergüenza: apostábamos a ver quién era
el primero en acertar y romper, con el tirador una pata del caballo, la cola o
la cara de Santiago que todavía quedaba. Aunque digo como disculpa, que era
propio de la inmadurez, la ignorancia y la incultura que nos rodeaba. Justificación:
¡Cosa de chicos!
La nueva Iglesia
Para la
reconstrucción de la iglesia, inicialmente se presentaron dos proposiciones a
debate: edificar una nueva en otra ubicación o reconstruir la nueva en el solar
de la antigua.
Ante este
dilema, los habitantes consideraron que lo más sencillo era admitir la primera
propuesta, pero de esta forma se perdía una enseña más de la identidad del
pueblo. Por esta razón optaron por la segunda, aún a sabiendas del trabajo que
esto les iba a causar. Así pues, todos ellos con su esfuerzo, se encargaron de
desescombrar y dejar el suelo limpio, para que la nueva iglesia ocupara el
mismo lugar en el que estuvo la primitiva. En el año 1963 se iniciaron las
obras, que continuarían durante varios años más hasta el año 1967. Todavía no
quedó terminada la reconstrucción, hasta que en el año 1982 fue realizada la
última fase.
El nuevo
templo consta de una sola nave y carece de la suntuosidad del antiguo. Se ha
perdido el arte barroco con varios altares y capillas, en las que quedan unas
pocas imágenes que se han podido conservar. Se mantiene el presbiterio, pero no
tiene coro alto, ni púlpito como existían en el primitivo y el Altar Mayor,
antes presidido por una imagen de Santiago, se ha sustituido por un gran
Crucifijo. Se han conservado algunos arcos de la vieja obra, quedando el
aspecto del conjunto, como el de un templo acogedor, que aunque más pequeño que
el anterior, es suficiente para las pocas personas residentes en el pueblo. En
las fiestas y en algún funeral queda pequeño, mas esto sucede en pocas
ocasiones.
La Torre
Como hemos
informado anteriormente en Cucalón en el pasado histórico, Cristóbal Guitart Aparicio en su obra La defensa del reino desde Jaime I hasta los Reyes Católicos, al enumerar los castillos e
iglesias-castillo de la Comunidad de Daroca, ignora la existencia de esta torre
e iglesia. Posteriormente, al hablar de las
iglesias-castillo,de Blancas y
Romanos dice:
"En Cucalón, la
fortificación se limitó a la torre, como era lo más frecuente. Enteramente
reconstruida la iglesia, queda una mitad vertical de la torre de buena
sillería, con parapeto almenado y, encima, otro cuerpo también con remate de
almenas. Dentro hay resto de bóvedas de cañón apuntado y de crucería. Puede ser
del siglo XV".
Esta torre es
conocida como la Atalaya, pues
debido a su ubicación y al tipo de construcción de castillo almenado, se divisa
su silueta majestuosa desde todo el Campo Romanos. Su forma es de prisma
cuadrangular de seis metros por cada lado y se levantó hasta una altura de 20
metros, a base de bloques de piedra labrada y terminación almenada con
maestría.
A su
construcción inicial, posteriormente se le adosó a ella la Iglesia Parroquial,
por lo que fue preciso añadir a la parte superior un segundo cuerpo de 8 metros
de altura para integrar el campanario. Aunque también es almenado, esta segunda
incorporación construida a base de piedra tosca propia del tobar, el resultado
es más burdo si se compara con la elegancia y belleza del primer cuerpo. A esta
parte de la torre la conocemos con el nombre de pericotes altos y para
subir a ella con el fin de bandear las campanas, existía una escalera de
caracol. Con este suplemento, quedaba la torre de una altura total de 28
metros.
Como remate
de su infraestructura, los defensores excavaron galerías para, en caso de
necesidad, poder salir al exterior para proveerse de agua de las fuentes que la
circundan.
Uno de los
ventanales, conocido como Ventana de la Mora, era usado como
reloj: cuando daba la sombra en el verano, era justamente mediodía.
Hundimiento de la Torre
Como en
todas las historias que se reproducen por el boca a boca, existen diversas
versiones que dificultan a los investigadores la veracidad de un hecho que no
pudieron constatar visualmente. Para este caso concreto me quedo con esta
versión por creer que es la más fidedigna.
Con el fin
de aumentar el número de capillas existentes en la Iglesia, el cura que
ostentaba la parroquia en aquel momento, tuvo la idea de cortar una de las
paredes para abrir un boquete, ignorando que se trataba de una de las paredes
maestras que sostenían la torre. Comprobado el error, no obstante siguieron
adelante con la obra ya que pensaron que como su espesor era bastante
considerable, no afectaría a la estructura general de la torre. Pero también
falló esta apreciación, pues al no predecir los imponderables, poco tiempo después
durante una tormenta y no existir pararrayos, cayó una exhalación o rayo que
agrietó la pared. No fue suficiente la solidez del edificio para que la grieta,
con el tiempo, fuese aumentando de tamaño hasta tal punto, que temiendo que se
derrumbase y ocasionara alguna desgracia, se llevaron las imágenes a la ermita
de Santa Ana con el fin de celebrar en ella el culto.
Ante este
temor, la Iglesia fue abandonada para todo acto religioso y lo previsto ocurrió
el día 15 de diciembre de 1938. La mitad de la Atalaya cayó sobre la Iglesia y
ésta quedó hecha un montón de escombros. Por fortuna no hubo desgracias
personales.
Reconstrucción de la torre
La Iglesia
fue bellamente reconstruida en los años sesenta, tal como hemos indicado
anteriormente, pero la torre permanece erguida en su mitad. Fue durante mucho
tiempo un monumento histórico olvidado y abandonado y todos pensábamos que si no
se ponía remedio a esta negligencia, posibles
derrumbamientos podrían ocasionar nuevos daños a la reciente iglesia.
Después de
treinta años, en 1993 hubo un atisbo de reconstrucción de muy corta duración y
un tanto decepcionante. Para esta primera fase de Consolidación y Construcción,
el presupuesto ascendía a 6.316.803 pesetas, financiadas en parte por la
D.G.A, con la cantidad de 4.737.602 correspondiente al 75% y el 25% restante, o
sea 1.579.201, por el Ayuntamiento. Pero el dinero se debió terminar y al final
de 1994 las obras quedaron paralizadas y así continúan en la actualidad.
Con estas
obras se levantó un trozo de torre y desde el punto de vista estético podemos
decir que casi está peor que antes, ya que da la impresión de dejadez y desidia
como si se tratara de una obra incompleta. Pero, si contemplamos todo bajo otro
aspecto, al menos con lo construido, la torre ha quedado consolidada y afortunadamente
la iglesia no se ve amenazada por desprendimientos de cascotes.
Ermita de Santa Ana
Madoz ya
daba cuenta de esta ermita diciendo a propósito de Cucalón, que
En sus afueras, y a poca distancia, hay una ermita de hermosa construcción
dedicada a Sta. Ana, ...
Esta fue la única iglesia en activo que conocimos los de mi edad,
durante más de treinta años. En ella asistimos a misa todos los domingos y
fiestas de guardar, hicimos la primera comunión y nos confirmaron. Asistimos a
los bautizos y casamientos de algunos y a otros les hicieron el funeral.
Pero como los elementos no permanecen indiferentes ante
el paso del tiempo, esta ermita también se fue deteriorando en los trescientos
años que transcurrieron desde su construcción. Y recientemente empezó a presentar
grietas, goteras y desprendimientos de cascotes, como un anticipo, como un
aviso siniestro de una enfermedad curable, eso sí, poniendo los medios
adecuados para sanarla.
Y esta vez sí se consiguió llegar a tiempo, ya que se pusieron
los medios, quedando ahora como un edificio diáfano y limpio, desde los pies a
la cabeza, como si fuera una estampa litografiada en la entrada del pueblo.
El informe del gabinete Lorente-Arquitectos Ingenieros, sobre la rehabilitación de la Ermita de Santa Ana de Cucalón dice que se trata de una obra barroca del s. XVIII, de mampostería, con nave única y bóveda de medio cañón con lunetos. Añade que el crucero está cubierto por una cúpula con linterna, cabecera con tres absidiolos de planta semicircular y un pórtico, a dos aguas, a los pies de la cubierta.
Finalmente dice el informe que su intervención se ha centrado en la consolidación estructural con el cambio de las cubiertas y rehabilitación de todos los muros exteriores.
Finalmente dice el informe que su intervención se ha centrado en la consolidación estructural con el cambio de las cubiertas y rehabilitación de todos los muros exteriores.
Así, el día de Santa Ana del verano de 2011, se
celebró la inauguración de esta restauración con gran solemnidad y esplendor y
la satisfacción del vecindario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario